La provincia de Entre Ríos, la «bien nombrada» como diría Carlos Mastronardi, uno de los poetas que más y mejor cantó, escenario donde se desarrolla toda la epopeya de Pancho y La Delfina, se caracteriza en la mayor parte de su superficie por un relieve sumamente ondulado denominado comunmente de «cuchillas», por cuyos valles circulan innumerables ríos y arroyos, rodeados de un «bosque» en galería en el que predominan los ceibos y los sauces llorones. El paisaje de lomadas está recubierto por una formación de vegetal denominada «parque» formado por extensiones de gramíneas que alteran con grupos de árboles de tipo xerófilo integrado especialmente por el espinillo, ñandubay, tala, tala crespo, aromo, aromito, el infaltable algarrobo con sus tres variedades (prosopis alba, prosopis nigra y prosopis algarrobilla), las palmeras yatay y caranday y todas las especies que luego el hombre ha ido incorporando como los paraísos, el vistoso jacarandá, eucalíptus, etc.
Estas especies constituyen un buen refugio para que pintorescas aves aniden en sus ramas y llenen de color y suave canto. Se destacan la calandria, el cardenal, el benteveo, la tijereta, las palomas, las cotorras, los pechitos colorados, los tordos, los gorriones, etc. Sin contar las numerosas especies zancudas que se acomodan en las lagunas y anegadizos. Son comunes aves de rapiña como los aguiluchos y caranchos. Son también parte de su geografía las perdices, liebres, vizcachas, nutrias, carpinchos, y el gato montés.
Este paisaje tiene nombres propios que son como arterias y nervios que le dan vida, que hacen trascender en su prodigiosa geografía: las cuchillas Grande y de Montiel, los ríos Nogoyá, Gualeguay y Gualeguaychú, los arroyos Guayquiraró, Mocoretá, de la China, Gualeyán, la «selva de Montiel», el palmar de Colón, por nombrar algunos.
Restaurant y Parrilla «La Delfina» quiere a través de estas líneas de su carta, recordar a personajes como Pancho Ramírez y La Delfina, que han sido gestores de nuestra entrerrianía.